En diversos artículos de belleza y redes sociales se exaltan las propiedades de la vitamina C para las manchas y su popularidad crece incesantemente. No obstante, esto no puede generalizarse, pues no todas la manchas son iguales y no todos los productos sirven para cada una de ellas. Un diagnóstico dermatológico es importante siempre antes de iniciar un tratamiento de manchas. Además no olvidemos que la vitamina C es un cosmético y su efectividad siempre será más limitada que otros activos medicamentosos con una eficacia más consolidada.
En este otro artículo del blog te hablaba de los tipos de manchas faciales más frecuentes y cómo se enfoca el tratamiento dermatológico en cada uno de los casos. Si tienes léntigos propios del fotoenvejecimiento, será especialmente efectivo que realices tratamientos físicos como la luz pulsada o el láser. Por el contrario, si padeces melasma, (en este artículo te cuento qué es el melasma)los medicamentos en crema u orales te serán de mayor utilidad.
Un artículo publicado recientemente en la revista Journal of Cosmetic Dermatology revisa la evidencia científica existente en relación con la efectividad de la vitamina C ante estos tipos de manchas. Los autores revisaron 192 artículos, de los que finalmente solo 7 cumplían con los criterios de calidad para su trabajo comparativo.
¿Cómo actúa la vitamina C?
La vitamina C, también llamada ácido ascórbido, es una molécula presente normalmente en nuestra piel. Ahí está implicada en la producción de colágeno y en funciones antioxidantes especialmente. Algunos estudios muestran que los niveles de esta vitamina disminuyen conforme cumplimos años o por el efecto de fotonvejecimiento.
Se sabe por otro lado que podría reducir la producción de pigmento frenando la acción de la enzima tirosinasa (encargada de sintetizar la melanina en la piel que se activa con los rayos UV), lo cual ha sido demostrado in vitro. Por eso la cuestión principal es cuán efectivo y valorable es este efecto tras la aplicación tópica del producto en la vida real (in vivo).
¿Qué evidencia científica avala la vitamina C?
En general, el uso actual de la vitamina C en cosmética está basado en resultados de estudios in vitro que demuestran su efecto antioxidante y protectoras frente a la pigmentación por UV. Tras la revisión efectuada en la publicación reciente que te comentaba, los autores validan la utilidad de la vitamina C para las manchas.
En su discusión destacan que la evidencia se ha encontrado en su mayoría con concentraciones del 10% y que es muy escasa en concentraciones superiores. Sabiendo que el límite máximo para la concentración en la piel es del 20%, por mucho que estén comercializadas, parece que no tendrían interés los productos con concentraciones superiores a esta.
Por otro lado refieren que las comparaciones objetivas en cuanto la mejoría de las manchas sí detectaron diferencias, mientras que estas no se correspondieron en muchos casos con lo percibido por los participantes del estudio. Esto refleja que, a pesar de que se objetivan resultados, son muy discretos.
¿Cómo se usa la vitamina C?
La vitamina C es soluble en agua por lo que resulta complicado encontrar la mejor forma de que penetre en la dermis. Al formularla es necesario también que el pH esté por debajo de 4 para que la molécula no se oxide y sea activa al llegar la piel. Por esto se han desarrollado diferentes formulaciones así como técnicas que pueden favorecer su penetración, como micro-needling, aplicación asistida por láser, etc. Sin embargo, por el momento no hay evidencia clara en cuanto a la efectividad de estos protocolos respecto al uso tópico habitual.
¿Puede utilizarse en el embarazo?
La vitamina C es segura en el embarazo. Se ha visto que puede ser tóxica más de 200 veces por encima de la diaria recomendada por vía oral, por lo que su apliación tópica no entraña riesgo alguno. Por tanto puede servir como una alternativa a otros productos como los retinoides o la hidroquinona que no podremos utilizar para el melasma o el fotoenvejecimiento durante la gestación.