Con la llegada del calor, algunos niños presentan una erupción peculiar, con pequeños granitos planos en codos, rodillas o manos. Se trata de una condición benigna y poco conocida: la dermatitis friccional, también llamada dermatitis liquenoide friccional. En este post te cuento qué es, cómo se diagnostica, si tiene algún riesgo y qué hacer si aparece.
¿Qué es la dermatitis friccional?
La dermatitis friccional es una erupción cutánea benigna que suele afectar a niños en edad escolar. Aparece sobre todo en los meses de verano, y se manifiesta como pequeños granitos planos, de color piel o blanquecinos, que a veces pican. Estas lesiones suelen localizarse en zonas donde la piel está más expuesta a rozaduras o fricción repetida, como los codos, rodillas y dorso de las manos.

Es una entidad con muchos nombres diferentes (lo que refleja lo poco clara que ha sido su causa a lo largo del tiempo): “dermatitis papulosa juvenil”, “erupción liquenoide por fricción”, o incluso “dermatitis del tobogán” (por su asociación con el juego en superficies que generan fricción).
¿Cómo se diagnostica la dermatitis friccional?
El diagnóstico es clínico, es decir, se basa en lo que vemos al explorar la piel y en el contexto del paciente. Suelen ser niños sanos, sin otras enfermedades de la piel, que presentan estas lesiones en zonas concretas, coincidiendo con el verano.
Las lesiones tienen una distribución característica: pequeños bultitos planos, de color similar al de la piel, a veces con algo de enrojecimiento o rascado. Lo habitual es que los padres consulten por la aparición de estos granitos que pican, aunque no suelen molestar en exceso.
No suele ser necesario hacer una biopsia ni otras pruebas, salvo que existan dudas diagnósticas. En ese caso, lo más importante es descartar otras condiciones que pueden parecerse: queratosis pilaris, liquen nitidus, o ciertas erupciones por el sol.
¿Tiene algún riesgo la dermatitis friccional?
No, no tiene riesgos relevantes. Se trata de una alteración leve de la piel, transitoria y sin complicaciones. No se asocia con enfermedades internas, no deja cicatrices y no tiene implicaciones a largo plazo.
A menudo mejora sola hacia el final del verano, incluso sin tratamiento. Tampoco se ha demostrado que tenga relación clara con la dermatitis atópica, aunque en algunos casos puede haber cierta superposición.
¿Cómo se trata la dermatitis friccional?
En muchos casos, no es necesario tratarla activamente, ya que desaparece con el paso de las semanas. Aun así, si las lesiones pican o resultan molestas, podemos ayudar con:
- Emolientes o cremas hidratantes: ayudan a suavizar la piel y reducir la irritación.
- Corticoides tópicos suaves: en casos con picor importante o inflamación visible, durante unos días.
Lo más importante es no agobiarse y saber que no es una condición grave ni contagiosa. No requiere medidas preventivas especiales, aunque reducir la fricción (por ejemplo, usando ropa más suelta o evitar ciertos juegos que impliquen arrastre sobre superficies rugosas) puede ayudar.
En resumen…
La dermatitis friccional es una afección benigna, transitoria y estacional, que suele resolverse sola. Conocerla ayuda a evitar preocupaciones innecesarias y tratamientos excesivos.
¿Tu peque tiene dermatitis friccional?