Lo más frecuente es que los lunares ( o «técnicamente hablando», nevus melanocíticos) aparezcan a lo largo de la vida. Sin embargo, también pueden estar presentes desde el nacimiento o aparecer en las primeras semanas de vida (1-3% de los recién nacidos) . En estos casos, reciben el nombre de nevus melanocíticos congénitos y deben ser diferenciados por un dermatólogo de otros tipos diferentes de manchas que también pueden estar presentes en el nacimiento.
Tradicionalmente se ha otorgado bastante importancia a este tipo de lunares, por el riesgo potencia de transformarse en un lunar maligno (es decir, un melanoma). Hoy disponemos de más datos al respecto.
Este riesgo de malignización es mayor cuanto más grande sea el nevus congénito y por eso es importante clasificar este tipo de lunares en 3 categorías:
- pequeños: menores de 1,5cm
- medianos: 1,5cm-20cm
- grandes y gigantes: mayores de 20cm y 40cm respectivamente
Los nevus congénitos pequeños y medianos son relativamente frecuentes, y podemos decir que son «piel sana». Se considera que el riesgo de que se hagan malos con el tiempo es muy baja (menor del 1%) y , de ocurrir, esto ocurriría en la edad adulta. Ante esta evidencia, es importante estar tranquilos respecto al lunar, no es imprescindible extirparlo, aunque no debemos olvidar protegerlo del sol ( ¡al igual que el resto de la piel del niño!) y consultar con un dermatólogo siempre que observemos un cambio de color o tamaño ( ver reglas ABCDE). La opción de extirparlo debe de ser valorada de acuerdo a la localización, deseos de los padres y consecuencias estéticas de dicha extirpación.
Los nevus congénitos grandes son mucho menos frecuentes. Tradicionalmente se ha considerado que este tipo de nevus, debido a su extensión tiene mayor riesgo de desarollar un melanoma. Respecto al tratamiento, puede optarse por vigilarlo o extirparlo. Es importante individualizar. Hay algunos nevus, que -siendo grandes- puede operarse de forma satisfactoria y de este modo disminuir las consecuencias psicológicas de tenerlo durante toda la vida, mientras que otros pueden dejar cicatrices tan llamativas que no compense su tratamiento desde un punto de vista estético o funcional.
Los nevus melanocíticos congénitos gigantes abarcan superficies muy extensas del cuerpo (pueden tener forma de bañador, de camiseta….). Actualmente los expertos dermatólogos y cirujanos que los manejan coinciden en que el riesgo que existe de desarrollar un melanoma no es una causa suficiente para» empeñarse» en extirpar el nevus entero «a toda costa», ya que puede suponer intervenciones quirúrgicas complejas o secuelas muy llamativas para un niño. En general la actitud a tomar debe decidirse entre los padres y el médico en conjunto, valorando los pros o contras de su tratamiento. En cualquier caso, es importante acudir a revisiones frecuentes con su dermatólogo, para un adecuado control del nevus.