Las medusas son invertebrados marinos, del grupo de los cnidarios. En las células de su superficie tienen unas estructuras microscópicas llamadas nematocistos, a través de las cuales eyectan su veneno. Según el tipo de medusa (lo cual no es objeto de este artículo) tendrán un tipo de veneno u otro, algunas pudiendo llegar a ser mortales.
Afortunadamente, en nuestro entorno, los efectos de las medusas suelen ser comunmente cutáneos. Tras una picadura de medusa veremos rojez, con hinchazon en la zona donde han contactado sus tentánculos, pudiendo en ocasiones aparecer ampollas o pequeños puntitos de sangre. Esto genera ardor, picor y dolor variable de forma inmediata.
Si tienes la mala pata de que una medusa se cruce en tu camino, estos son los consejos que puedes seguir:
1 – Eliminar los restos de medusa
Lo ideal es hacerlo con guantes y mediante una pinza. No siempre es factible está opción, de tal manera que para evitar el contacto directo con la medusa (si la tocamos su veneno también actuará en la mano con la que la estemos manipulando) podemos usar una tarjeta de crédito o similar.
Evita en todo momento friccionar los restos de medusa pues esto puede causar la liberación de veneno en la zona; por ello no es aconsejable el uso de una toalla o de arena.
2 – Aclarar la zona
La forma más cómoda y fácil de hacerlo es usar agua del mar, evitando siempre el uso de agua dulce. El agua dulce, por ósmosis puede provocar la liberación de más veneno de la medusa.
El vinagre y el bicarbonato diluido han mostrado mejoría de las molestias en unos tipos de medusas y agravamiento de las mismas en otros. Con lo que es difícil dar un consejo general en este sentido.
La orina o el alcohol están desaconsejados, en lugar de mejorar pueden empeorar la situación, por irritación y alteración del pH que podría provocar la liberación de más veneno.
3 – Aliviar el dolor
Se ha visto que el agua caliente alivia el dolor de forma muy efectiva. Lo ideal es sumergir la zona afectada en agua caliente (según los expertos, todo lo caliente que se pueda soportar,; sin quemarte, claro). Dado que es probable que calentar agua no sea fácil en el contexto playero, puede utilizarse también hielo.
Es impotante tener en cuenta la importancia de meterlo en una bolsa para que al derretirse el agua (que suele ser dulce) no provoca la liberación de veneno. Por otro lado, hemos de tomar la precaución de evitar el contacto directo y prolongado del hielo con la piel, pues esto también la puede dañar. En este sentido es útil envolver la bolsa de hielos en un paño fino.
4 – Cuidados posteriores
En los días siguientes, en casos aparatosos, puede ser útil el uso de un corticoide tópico para reducir la inflamación de forma más rápida.
Además es aconsejable evita la exposición directa de la zona afecta al sol, cubriéndola o usando cremas de protección solar. El sol sobre esa piel inflamada podría provocar la aparición de manchas, llamadas hiperpigmentación postinflamatoria.