Las dos caras de la rosácea

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La rosácea es un enfermedad de la piel relativamente frecuente, más habitual en mujeres, especialmente en aquellas de piel clarita. ¿Tú la sufres? Puedes que sospeches que eso que te pasa en la cara sea rosácea, o puede que te lo haya diagnosticado ya un médico. He escrito ya algunos artículos sobre la rosácea y su tratamiento en el blog, que espero que puedan serte útiles.

El objetivo del post de hoy es hablarte sobre las manifestaciones más típicas, ya que la rosácea que padecen unas personas pude no parecerse mucho a la que sufren otras. Aunque existen tipos menos frecuentes de rosácea como la rosácea granulomatosa o la fimatosa, hoy te hablaré de sus dos facetas más características, que no siempre aparecen juntas pero sí surgen característicamente en la zona central de la cara (mejillas, nariz, sobre todo). Cada una de las facetas se trata de forma diferente, por lo que si tienes rosácea tu tratamiento deberá ser individualizado para tus características concretas.

1. La rojez de la rosácea

Esto es lo más típico; lo que le da nombre.

Si tienes rosácea, puedes ver tu piel roja de forma mantenida. También es posible que la rojez aparezca de forma repentina con los cambios de temperatura, las comidas picantes o el alcohol.

La rojez puede ser mantenida o desencadenarse tras ciertos estímulos como el alcohol o los cambios de temperatura

En algunas personas, no obstante, la rojez de la cara está formada por muchas pequeñas venitas que llamamos telangiectasias o cuperosis.

Sin embargo, no toda rojez en la cara es una rosácea. Es importante diferenciar la rosácea de otras enfermedades que pueden enrojecer el rostro. Las más frecuentes: los cambios propios del fotoenvejecimiento o la dermatitis seborreica, aunque existen también otras y para eso quien mejor puede ayudarte es tu dermatólogo.

⇒¿QUÉ PUEDO HACER PARA LA ROJEZ?

La brimonidina en crema puede atenuar la rojez durante algunas horas, aunque a algunas personas les causa bastante irritación. Si buscas un tratamiento más a largo plazo, tanto la luz pulsada (IPL) como el láser son herramientas excelentes, especialmente si tienes telangiectasisas o cuperosis.

2. Los granitos de la rosácea

Al igual que la rojez, estos suelen aparecer en la zona central de la cara. En ocasiones escuecen o generan ciertas molestias. Los granitos de la rosácea pueden ser rojos o tener una «cabecita» blanca. Eso sí, no van acompañados de las típicas espinillas o puntos negros que vemos en el acné.

Los granitos de la rosácea no están rodeados de puntos negros o espinillas

En este enlace puedes ver más fotos de rosácea

No todos los granitos en la cara son rosácea. Es clave diferenciarlos del acné, sobre lo cual te escribí un artículo hace algún tiempo, y de algunas otras enfermedades cutáneas como la dermatitis perioral, la demodicosis o la queratosis pilar. También aquí, puede ayudarte tu dermatólogo.

⇒¿QUÉ PUEDO HACER PARA LOS GRANITOS?

Estos pueden tratarse con medicamentos en crema, como la ivermectina o el metronidazol. Si tuvieras muchos o muy aparatosos pueden utilizarse antibióticos por vía oral o incluso la isotretinoína, que es un fármaco excelente para el acné pero en muchos casos de rosácea también funciona estupendamente.

Resumiendo: 

Digamos que la rosácea es una enfermedad polifacética, con algunas características muy típicas. Depende qué manifestaciones tengas (ya sea rojez o granitos, o un poco de ambos), tu tratamiento tendrá que orientarse en consecuencia. Háblalo con tu dermatólogo.